lunes, 25 de marzo de 2013

el amigo de Hans


"Podía pensarse que el pobre Gieberath no era para su amigo más que un juguete agradable, algo así como un gatito, y él mismo Hans así lo sentía de cuando en cuando. Pero Heilner le tenía verdadero afecto porque le necesitaba. Tenía que tener a alguien a quien confiarse, que le escuchara, que le admirara. Necesitaba a uno que le escuchara silenciosa y ávidamente cuando soltaba sus peroratas revolucionarias contra el colegio y la vida. Y también necesitaba alguien que le consolara y en quien poder descansar la cabeza cuando tenía sus momentos melancólicos. Como todos los temperamentos de esta clase, el joven poeta padecía ataques de una tristeza inexplicable y un poco coqueta, cuyas causas suelen ser en parte el imperceptible desvanecerse del alma infantil, en parte la abundancia aún sin canalizar de energías, ilusiones y deseos, y finalmente el ímpetu oscuro e incomprendido de la pubertad. Además sentía una necesidad enfermiza de ser compadecido y mimado. De pequeño había sido un niño mimado por su madre; y ahora, mientras no estaba aún preparado para el amor, el dócil amigo le servía de consuelo."

1 comentario:

  1. Yo publiqué esto hace unos años y nunca me imaginé que tal vez en la literatura te identificarías y tal vez no te sentirías solo ya que encontrarías un personaje que sentía lo mismo que tu...
    Esta es otra cosa de la que me arrepiento, haber ocultado bajo la arena de la "normalidad" esta parte de mi que pudimos compartir y pudimos habernos sentido acompañados, es esa necesidad de estabilidad la que me protege de sentir.
    No es malo sentir y aquí estaba yo para ti y ahora solo me consuela escribir de nuevo en una pantalla con la ilusión supersticiosa de que de algún modo mi mensaje llegará hasta ti.

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